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Paco Rabanne y el manifiesto de una artesanía furiosa

El 1 de febrero de 1966, en el Hotel Georges V de París, un grupo de modelos desfiló al ritmo de la cantata Le Marteau sans maître, compuesta por Pierre Boulez basándose en los poemas surrealistas de René Clair. Sus cuerpos se abandonaban en movimientos que provocaban una sacudida de los discos de rhodoïd y anillas de acero de sus trajes. Se estaba presentando la colección-manifiesto de Paco Rabanne“12 vestidos inllevables en materiales contemporáneos”. En poco tiempo, a aquellos diseños en rhodoïd se sumarían otros realizados con placas y láminas de metal que constituirán, en principio, una profanación del concepto tradicional del lujo. Curioso que el hijo de una costurera de Balenciaga convirtiese sus pasos más tempranos en la moda en los de un “metalúrgico”, como le etiquetaría Gabrielle Chanel.

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