Admirado por muchos, odiado por otros tantos, Elon Musk se ha convertido por derecho propio en uno de los nombres más importantes del siglo XXI. Entre sus indudables méritos destacan el haber revolucionado la industria automovilística con Tesla y sus vehículos eléctricos, el liderar una nueva carrera espacial con SpaceX y Starlink, o invertir millones de dólares en investigación para desarrollar en Neuralink, implantes neuronales que podrían ayudar a personas con parálisis a controlar dispositivos electrónicos con la mente.
Pero Elon Musk no se conforma. Uno de sus proyectos más ambiciosos es “Optimus”, un robot humanoide que, según el multimillonario, podría transformar la economía mundial al reducir drásticamente los costes de mano de obra en sectores industriales, encargándose de llevar a cabo las tareas más pesadas y repetitivas.
Musk presentó por primera vez su visión en el “Tesla Day” de 2021, en lo que por aquel entonces eran poco más que unas líneas maestras. Completado su diseño y producción en algún momento de esta década, Optimus sería un robot de aproximadamente 1,73 metros de altura y 56 kg de peso, con una estructura ligera y flexible.
Equipado con la misma tecnología de visión por computadora y procesamiento neuronal que los coches de Tesla, idealmente este robot sería capaz de caminar, levantar objetos y realizar todo tipo de tareas, tanto en la industria, como también en un entorno doméstico.
Periodistas y expertos tuvieron la oportunidad de comprobar los avances de Optimus tan solo un año más tarde. En el segundo «Tesla AI Day», celebrado en septiembre de 2022, se mostró un prototipo funcional de Optimus. El robot caminó por el escenario y realizó movimientos básicos con los brazos. Aunque muchos esperaban más y criticaron lo “poco impresionante” que suponía el robot de Musk frente a otras soluciones adaptadas a casos de uso concretos (ej: los robots desarrollados por Boston Dynamics), expertos como Enrique Dans, sí que observaban en Optimus un futuro esperanzador para los “robots humanoides”.
“Robots humanoides… ¿para qué? ¿Debe un robot tener un factor forma similar al de un ser humano? ¿Qué aporta un robot de Tesla que apenas alcanza a dar unos pasos vacilantes cuando ya estamos hartos de ver robots de compañías como Boston Dynamics bailando o haciendo parkour? Según Elon Musk, la cuestión está en entender la diferencia entre un robot programado para hacer específicamente una serie de cosas y otro que entiende el contexto y es capaz de interactuar con él, como lo haría un vehículo autónomo o semi-autónomo, que puede hacer cosas útiles sin ser instruido específicamente para ello, y que además, puede ser fabricado a gran escala para producir millones de unidades”.
A lo largo del año siguiente, desde Tesla se esforzaron en demostrar hasta qué punto Optimus estaba desarrollando nuevas e innovadoras capacidades, como realizar movimientos complejos con manos y brazos, clasificar bloques de distintos colores, o mantener algunas posturas de Yoga, lo que vino acompañado del anuncio de una nueva generación Optimus (Gen2) que incorporaría capacidades de inteligencia artificial generativa.
Tenía sentido si se piensa que ese mismo año, Musk fundó xAI, una nueva compañía que nacía el objetivo de desarrollar inteligencia artificial avanzada para acelerar el descubrimiento científico y profundizar en la comprensión del universo…y cuya manifestación más evidente para el usurario medio es “Grok”, un chatbot integrado en X (antigua Twitter) y que en determinados aspectos compite con modelos como ChatGPT.
La unión de ambos mundos se materializaría en el evento más espectacular de los que ha organizado Elon Musk hasta la fecha: “We, Robot” (Octubre, 2024). Durante el evento, en el que Tesla presentó un prototipo de sus “taxis” autónomos, un grupo de robots Optimus interactuó con los asistentes, sirviendo bebidas, bailando y participando en conversaciones de forma natural.
Aunque el empresario explicó que pronto todos estos robots estarían listos para una enorme variedad de tareas (desde “trabajar” en una fábrica, hasta “cuidar niños”), acabó filtrándose a la prensa que muchas de las interacciones estaban siendo controladas por operadores humanos, de modo que el espectáculo resultase mucho más espectacular…y un tanto decepcionante.
Esto no quiere decir, sin embargo, que Optimus no haya avanzado en el último año. En distintos vídeos, le hemos visto caminar sin problemas en terrenos irregulares, interactuar con personas de forma semi-autónoma (asistida por personas), o atrapar una pelota al vuelo, que aunque es cierto que también ha precisado de la ayuda de un empleado, supone un avance más que notable en este campo.
A pesar de los constantes retrasos en sus promesas de delivery, algo que ya es característico en los proyectos de Musk, su visión y empuje están impulsando el desarrollo de tecnologías revolucionarias. Si bien Optimus podría tardar más tiempo del esperado en convertirse en una realidad cotidiana, su impacto potencial en la industria y en la sociedad sigue generando expectativas y abriendo nuevas puertas a la investigación y el desarrollo en el campo de la robótica humanoide.