Robótica centrada en las personas: el futuro de la inteligencia artificial

Desde sus inicios en la automatización industrial, la robótica ha experimentado una evolución significativa a la hora de desarrollar nuevos escenarios de colaboración con las personas. Tanto es así que la robótica centrada en las personas (Human-Centered Robotics, HCR) se ha consolidado como un campo de estudio clave. En este contexto, instituciones como UDIT, Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología, han apostado por la formación de profesionales capaces de afrontar los desafíos tecnológicos de esta disciplina.

A diferencia de la robótica autónoma o industrial, donde las métricas de desempeño se centran en la velocidad, precisión y eficiencia de los procesos, la HCR prioriza otros aspectos, como su adaptabilidad a distintos entornos, la ergonomía o el uso de capacidades avanzadas de inteligencia artificial.

En esta robótica más “humana”, el uso de algoritmos de aprendizaje automático, el procesamiento del lenguaje natural (NLP) o la visión artificial (Computer Vision) juega un papel destacado al facilitar que los robots adquieran nuevas habilidades a la hora de interpretar el comportamiento humano y responder en consecuencia.

Los robots diseñados bajo este enfoque requieren altos niveles de percepción, adaptabilidad e interacción segura con humanos en entornos no estructurados. Estándares internacionales como la ISO/TS 15066:2016 establecen los requisitos de seguridad en robots colaborativos en entornos industriales y su interacción con operarios humanos; la ISO 13482:2014 regula, en cambio, la seguridad de los robots de asistencia personal.

De la asistencia sanitaria a las barreras culturales

Uno de los campos más desarrollados en este enfoque HCR es la asistencia sanitaria, donde los robots desempeñan, desde hace tiempo, un papel clave en el apoyo a pacientes y profesionales. Exoesqueletos inteligentes como el HAL (Hybrid Assistive Limb) de Cyberdyne utilizan sensores microeléctricos y modelos biomecánicos para asistir a personas con movilidad reducida; asistentes robóticos como TUG (Aethon) o Moxi (Diligent Robotics) han sido diseñados para transportar materiales médicos y colaborar en tareas rutinarias; y sistemas como RP-VITA permiten la supervisión remota de pacientes a distancia.

El avance en inteligencia artificial y el procesamiento del lenguaje natural también ha permitido el desarrollo de robots capaces de interactuar con humanos en entornos educativos. Merece la pena destacar el trabajo de empresas como Aldebaran Robotics y su NAO, empleado en terapias con niños con autismo, o Paro, un robot terapéutico con forma de foca que responde al tacto y la voz, utilizado para mejorar el bienestar de personas mayores.

También en la industria, la automatización de miles de empresas ha avanzado con la llegada de los robots colaborativos (cobots), diseñados para trabajar junto a operarios humanos en entornos de fabricación. El robot Franka Emika Panda (un brazo robótico de siete ejes) es capaz de manipular objetos con precisión en todo tipo de espacios compartidos. Spot, uno de los desarrollos más ambiciosos de Boston Dynamics, se presenta como un robot cuadrúpedo con aplicaciones en inspección industrial, seguridad y mapeo en entornos complejos.

No obstante, la industria de la robótica centrada en las personas sigue enfrentándose a retos que no son fáciles de superar a corto o incluso medio plazo. Por ejemplo, el desarrollo de sistemas energéticamente eficientes, así como baterías de mayor duración, se presenta como uno de los principales escollos a superar en entornos asistenciales.

Al mismo tiempo, la capacidad para que los robots interpreten adecuadamente su entorno, aunque ha mejorado drásticamente gracias al desarrollo de mejores algoritmos, sigue encontrándose con obstáculos en entornos complejos, como evidencian los sistemas de conducción semiautónoma que equipan algunos vehículos.

Finalmente, es interesante destacar las barreras culturales que pueden ralentizar el desarrollo de esta industria en algunos escenarios. El caso del robot AIBO de Sony muestra cómo estas barreras han influido en la aceptación de la robótica social en diferentes partes del mundo. Mientras que, en Japón, donde la sociedad muestra una alta receptividad hacia la convivencia con robots, AIBO ha sido adoptado como una verdadera mascota electrónica con ceremonias de despedida cuando deja de funcionar, en otros países su comercialización es prácticamente inexistente, debido a percepciones culturales que asocian la interacción emocional con un robot como algo artificial o incluso inquietante.

Un futuro para la robótica centrada en las personas

Sin embargo y pese a los desafíos que aún hay que superar, la robótica centrada en las personas no solo es uno de los campos científicos en los que más se está invirtiendo, sino también uno de los más apasionantes de los últimos tiempos, especialmente en un momento en el que está creciendo de la mano de la Inteligencia Artificial.

Grandes empresas tecnológicas como Meta y Apple han identificado en los robots humanoides el futuro de la inteligencia artificial y están reorganizando sus estructuras para avanzar en esta dirección. Meta ha integrado su división de hardware de Reality Labs con el área de IA para desarrollar robots que asistan a las personas en tareas físicas, comenzando por las domésticas. Su enfoque es dotarlos no solo de apariencia humana, sino también de comportamiento realista mediante el uso de software, sensores y capacidades de computación ya presentes en otros dispositivos de la compañía.

Apple también ha mostrado interés en este sector y podría estar trabajando en su propio robot humanoide. De hecho, hace unas semanas presentó ELEGNT, un prototipo de robot con forma de lámpara diseñado para interactuar con los usuarios mediante movimientos expresivos. Paralelamente, OpenAI ha comenzado a invertir en empresas especializadas en robótica, como Figure y 1X, con el objetivo de expandir el alcance de su inteligencia artificial más allá de los modelos generativos.

El desarrollo de robots humanoides no es exclusivo de estas compañías, ya que Boston Dynamics lleva años trabajando en modelos como Atlas, mientras que Tesla promete que su Optimus podrá realizar tareas del hogar. En este contexto, la formación de profesionales altamente capacitados en robótica centrada en las personas resulta fundamental.

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