La gamificación, una técnica que incorpora elementos de juego en entornos no lúdicos, es una metodología activa que ha ganado bastante popularidad en los últimos años, tanto en la educación formal como en la formación empresarial. Esta metodología, que incluye mecánicas, puntos, niveles y recompensas, cuenta con estudios que parecen confirmar su efectividad al para mejorar la motivación, la participación y la retención de conocimientos.
Rafael Conde, profesor e investigador en la Universidad de Diseño, Innovación y Tecnología (UDIT), es investigador sobre el uso de la gamificación en el ámbito educativo. Rafael Conde destaca que la gamificación no sólo puede ayudar a los estudiantes a mantenerse motivados, sino que también aporta una estructura más organizada a los contenidos educativos, facilitando tanto la enseñanza, como el aprendizaje. Según él, la gamificación exige a los docentes «trocear y jerarquizar» los contenidos, lo que resulta en una mejor organización y planificación de las clases. Además, el sistema de recompensas que caracteriza a esta metodología permite a los alumnos recibir un «feedback permanente», lo que incrementa su motivación y compromiso con el aprendizaje.
En opinión de Rafael Conde, el aspecto más importante de la gamificación es diferenciarlo de la ludificación. Aunque en los espacios lingüísticos se recomienda utilizar ludificación y desterrar gamificación debido a que es un anglicismo, Rafael Conde señala que no son lo mismo, ni se pueden utilizar como sinónimos. La ludificación y la gamificación son técnicas diferentes que ofrecen resultados distintos y que, por tanto, deben aplicarse en escenarios dispares que no comparten objetivos, ni formas de aplicación. Mientras la ludificación trabaja la diversión (play) y va dirigida a un aprendizaje periférico, la gamificación (game) trabaja la motivación y va dirigida a un aprendizaje central.
Para Rafael Conde, uno de los mayores beneficios de la gamificación es su capacidad para convertir el aprendizaje en una experiencia más dinámica e interactiva. Sin embargo, también advierte que no todo es gamificable y que su implementación requiere una planificación cuidadosa. “No todo se puede enseñar con clases magistrales ni evaluar con una prueba, al igual que no todo puede ser gamificado”, afirma Rafael Conde, subrayando la importancia de conocer a fondo el contenido que se quiere enseñar antes de decidir cómo aplicarlo. Además, menciona que la carga lectiva y el número de alumnos por clase son factores clave que pueden limitar la capacidad del docente para innovar en el uso de la gamificación.
En UDIT, donde Rafael Conde imparte clases, se fomenta el uso de nuevas metodologías pedagógicas que ayudan a los estudiantes a desarrollar habilidades clave para su futuro profesional. La gamificación es sólo una de las muchas herramientas que se utilizan en la universidad para crear un entorno de aprendizaje más atractivo y eficaz. Rafael Conde explica que su experiencia con la gamificación ha sido en general positiva, ya que no solo beneficia a los estudiantes, sino también a los docentes, permitiéndoles organizar mejor los contenidos y hacer que el proceso de enseñanza sea más fluido. La noticia completa fue publicada en el periódico El País y puede consultarse en el siguiente enlace: https://elpais.com/economia/formacion/2024-09-06/asi-es-la-gamificacion-la-estrategia-que-revoluciona-el-aprendizaje-y-el-desarrollo-profesional.html